Excentricidades y locuras de Salvador Dalí. No hace falta ser un gran conocedor de arte como para, al menos, saber un poco de Salvador Dalí. No solo se convirtió en ícono del arte del siglo XX, sino que se hizo comercial y hasta un tanto kitsch, cosa que en lo absoluto fue molesto para él. Siempre fue una persona que, ante todo, amaba llamar la atención del público. Hablar de él sería satisfactorio para sí mismo.
Dalí…Un genio
Antes que nada, cabe destacar que, aunque este artista se hacía llamar genio a sí mismo, sin duda no mintió. Quizás sea lo único en lo que no exageró. Salvador Dalí, era un genio. Aunque se dijera que estaba un tanto loco por su manera tan egocéntrica de actuar y expresarse, sin duda sabía cada cosa que hacía. Bien sea por placer o porque simplemente formaba parte de él.
Salvador Felipe Jacinto Dalí i Doménech, artista español nacido un 11 de mayo de 1904 fue y sigue siendo considerado uno de los máximos exponentes del surrealismo. Este título no se lo llevó por su ego, o su exagerada autoalabanza, sino porque efectivamente fue un gran artista. Aunque, en efecto, su obra podrá estar muy ligada a su excentricismo, así como su vida misma.
¿Excéntrico por naturaleza o por fama?
Salvador Dalí fue, hasta el final de sus días, un excéntrico. Afirmar que era de esta forma solo para ganar fama sería absurdo. La fama la tuvo siempre y no era esto algo que necesitara para ello. No solamente fue un gran pintor, también escultor, escenógrafo y grabador, además incursionó también en la fotografía. Era sin duda un gran intelectual. Pero así mismo, era todo un personaje bastante llamativo.
Su creatividad era asombrosa y al parecer inacabable. Cosa que no podemos desprender de sus extravagancias que, si bien para muchos era cosa muy pintoresca, a muchos no les agradaba del todo, logrando irritar a gran parte de los que apreciaban su arte quienes, además, lo catalogaban como loco. Hoy día podríamos decir que todo lo que hacía en su día a día no era más que actos performáticos. Quizás hubiera sido, sin duda, un gran exponente de ello.
Su día a día lleno de excentricidades
El simple hecho de caminar, de hablar, de gesticular de este gran artista, ya eran grandes actos excéntricos. Insistimos en la idea de una suerte de performance de la vida de Dalí. Su andar, incluyendo a la gente que le rodeaba más cercana, estaría llena de formas extravagantes y exuberantes. Desde su obra, hasta su lugar más íntimo: su hogar; estaría expuesto a su forma peculiar de ser.
Conocer la obra de Salvador Dalí es, sin duda, la mejor forma de acercarnos a su forma de ser, quizás un poco más a todas esas cosas que estarían pasando por su cerebro. Una mente brillante indudablemente, a quién vale la pena conocer y descartar esa idea de una posible locura.
¿Dalí Narcisista?
Fue un hombre buscador del conocimiento sobre diversas temáticas para luego llevarlas a su mundo lleno de imágenes en las que todo era posible. Su imaginación era sumamente inquieta, por ello su vida parecía una obra teatral. No estaba actuando, él era tal como se mostraba. Era una personas que gustaba de sí mismo, llegando a adorarse, de ahí que muchos lo califiquen como narcisista.
Entre los temas que le interesaban estaban los mitológicos. De allí que pintara «la metamorfosis de narciso» entre los años 1936 y 1937. Dalí mostró en su obra, a Narciso, un personaje de la mitología griega, quien se enamoró de su propia imagen al verla reflejada en el agua y que se ahogó intentando alcanzarla. Sin embargo, los dioses del Olimpo inmortalizaron su imagen convirtiéndolo en una bella flor: el narciso.
A Dalí le gustaban que lo quisieran. Por eso en el cuadro vemos tras los figuras principales a un grupo de personas para representar a los muchos seguidores de la pintura de Dalí en todo el mundo por ello estos diminutos personajes son (un indio, un catalán, un ruso, un alemán etc) Aquí vemos a muchos enamorados de Narciso, o de Dalí .
El bigote
Una de las cosas con las que más se le identifica es su bigote tan peculiar. Este fue inspirado en el militar catalán Josep Margarit, cuyo retrato yacía en las paredes de la casa de Dalí de su infancia. Y, por otro lado, del pintor Andaluz Diego Velázquez, uno de sus pintores favoritos. La mayoría de las veces yacían alargados, sus bigotes, o con una inclinación hacia arriba haciendo alusión al reloj marcando las 10:10. Sin dejar de lado que solía usar ciertos geles especiales exclusivos para sus bigotes y mantenerlos de esa forma por más tiempo.
¿Pagaba o no sus cuentas en restaurantes?
Dalí tenía una casa en Cadaqués, por allí se le recuerda mucho gracias a un restaurante de la zona al que solía asistir. Una de las curiosidades de este artista allí es que solía dibujar tanto en el mantel como en las servilletas. Pero progresivamente se iba haciendo cada vez más habitual, tanto hasta llegar a realizarlo por detrás de los cheques que usaba para pagar la cuenta.
Estos dibujos del reverso de los cheques estaban, además, autografiados. Se comenta que este pueda ser un motivo para que el dueño del restaurante no cobrara ese cheque y mantener de esta forma la obra original del artista. Lo curioso es que, de no ser cobrado los cheques, podemos decir que Dalí consumía gratuitamente en dicho establecimiento.
Su mascota, más que un perro
Para mayor excentricidad de Salvador Dalí, su mascota. Se trata nada más y nada menos que de un oso hormiguero, que puede ser más increíble que esto, entre las Excentricidades y locuras de Salvador Dalí . El artista solía sacar a pasear a su flamante mascota como si de un perro se tratase. Por cada calle de París paseaba libremente con este animal, y aunque para muchos parecía ser un acto incorrecto u ostentoso, para otros era muy graciosos. Es así como se convertía en el centro de atención de todos los que estarían a su alrededor. Precisamente era esto lo que Dalí esperaba.
Un paseo por centros psiquiátricos
El artista español llegó a visitar diversos centros para enfermos mentales en París. Este fue realizado directamente por el director de dicho centro. Le paseaba por todas las habitaciones donde se encontraban los pacientes que este examinaba personalmente, una vez eran detallados por el artista su respuesta era simple: poco interesante.
En cada cuarto que pisaban su respuesta era la misma, hasta llegar a la última habitación, en la que ocurriera lo más curioso del recorrido. Observó a un sujeto despeinado y con ojos desorbitados a quién le exclamó: este, este, este, este es el loco genial, se le nota enseguida. Al ocurrir tal acto, el director del lugar dirigiéndose hacia el artista le comenta que la habitación estaba vacía y lo que estaba apreciando era su propio reflejo en el espejo.
Voyerista hasta su muerte
Una de las cosas que, sin duda, se ha podido confirmar, es que Salvador Dalí era voyerista. No hablemos de esto solo como una práctica sexual (que sin duda formó parte de su vida), sino de manera general ante sí mismo, pues era parte de su personalidad. No solo observaba a los turistas que entraban -después de largas horas en una cola- al Teatro-museo desde lo alto de un balcón como un acto, quizás, un tanto egocéntrico, sino que precisamente observó cada detalle de su envejecimiento hasta fallecer. Fue para él, quizás, el mayor acto contemplativo que haría.
El traje de buzo
Entre las Excentricidades y locuras de Salvador Dalí, se menciona que en el año 1936 hubo una conferencia en Londres en el que debía estar el gran artista. Este apareció en la misma con un traje de buzo, con escafandra incluida. Podremos imaginar la reacción del público, aunque siempre se supo de su extravagancia quizás exagerada, era algo inesperado. Su explicación fue simple pero impactante y hasta un tanto jocosa: se estaba zambullendo en la mente humana.
Su obra de arte como el máximo exponente de su excentricidad
Su obra es, quizás, la mayor prueba de su excentricidad. Maravillosa e inigualable, sin duda, pero llena de excesos, misterios, y símbolos que nos llevan a preguntarnos qué tantas cosas guardaba en su cabeza Salvador Dalí. Más allá de las referencias propiamente surrealistas, fueron sus obras inigualables, únicas y tal como le suponía él mismo, geniales.
Si bien experimentó tanto en pintura, como en escultura y grabado, entre otras que se hacen casi perfectas para sus admiradores; son todas estas muestra de sus ideas excéntricas y hasta egocéntricas. Siendo único como artista, acotamos que llegó a producir más de 500 pinturas sin contar el resto de su producción creativa.
Figuras fálicas
En muchas de las obras de Salvador Dalí se puede notar una fuerte influencia de objetos fálicos. Bien en la obra del artista la sexualidad era un punto importante que mostraba, quizás, parte de su personalidad, tal como su posible obsesión por la masturbación, o las posibles frustraciones que tuvo desde su juventud hacia su sexualidad. Eran estas ideas en torno a la sexualidad objetos de inspiración para él; fueron estos traumas de su niñez trasladados a sus obras y a las Excentricidades y locuras de Salvador Dalí.
En una de sus viviendas, por ejemplo, contaba con una piscina que poseía una forma fálica rodeada de sofás labios. Además, se encontraban otros iconos muy pop como el logotipo de Perilli, acá llegó a recibir a fans y periodistas que deseaban conocerle. Su obra plástica, en general, con tan solo mirarlas, también notarán estos símbolos bastante evidentes.
Obsesión por los huevos
Otro de los elementos bastante comunes en la obra de Dalí es precisamente el huevo. Para éste se consideraba una representación del amor y la esperanza, así como también un posible recuerdo de que él mismo era muy parecido a su hermano fallecido. Es esta la razón no sólo de encontrarlo en gran parte de su obra, sino de que sea una escultura de huevo la que se encuentra decorando tanto el museo Figueres como su casa-museo en Portlligat.
Rinocerontes, átomos y espirales
Este artista consideraba que la perfección se podía representar únicamente con el espiral de una caracola, los átomos y el cuerno de un rinoceronte. Es por esta razón que no es de extrañarse que en su hogar o teatro-museo no sorprenderá encontrarse con caracoles, cuadros científicos y cornamentas. Así como tampoco puede ser raro la manifestación de estos en su obra pictórica.
Su hogar, centro de extravagancias
Basta entrar a lo que fuese su hogar como para notar, tan solo con mirar, lo extravagante que podía ser tal artista. Desde la decoración, hasta la arquitectura misma del espacio. Tenía allí desde una fuente de leones, como obras extremadamente científicas y caracoles por doquier.
En el mismo teatro-museo se observarán figuras fantasmagóricas en la fachada, apoyadas en muletas típico de las Excentricidades y locuras de Salvador Dalí. No son más que recuerdos de los mutilados de guerra. Por otro lado, en la casa Portilligat existe una sala de los secretos, por decisión de Gala, inspirada en la de la Alhambra. Sin duda encontrarán toda una obra de arte excéntrica en su hogar, así como en su modo de vida, en su andar cotidiano.
Amor ruso: Gala
No podemos dejar de mencionar a Elena Dmitrievna Diakonova, mejor conocida como Gala. No solo fue su esposa, sino su eterna musa rusa. Se dice que en el castillo medieval de Púbol, propiedad de ambos, aunque encargado exclusivamente para ella; Dalí no podía acudir a no ser que recibiera una invitación personal, esto se debía a una promesa que el artista le hizo con apenas conocerla.
La taxidermia
Es sabido que Salvador Dalí era amante de los animales disecados. Tanto en la casa de Portlligat como en el castillo de Púbol quién daba la bienvenida era nada más y nada menos que una creatura disecada. En el primero encontrarían a un oso abalorios, mientras que en el segundo un caballo. Aunque tenía un oso hormiguero de mascota y en algunas fotos aparezca con algún gato, muchos afirman que odiaba a los animales.
Tuneando tapices
Púbol por ser la casa de Gala, poco pudo hacer Dalí allí. Razón suficiente como para que fuera ella quién se encargara de la decoración. Sin embargo, ella misma le pediría que echara manos a la obra con unos tapices desgastados que colgaban de las paredes. El artista el artista le añadiría figuras de colores estridentes y enteramente descontextualizadas dentro de las sosas temáticas de cada obra. Definitivamente, no podía parar de hacer y crear, y si se tratase de algo extravagante, mucho menos.
Ni loco, ni cuerdo.
Entre las Excentricidades y locuras de Salvador Dalí, está que él se hacía llamar a sí mismo como si este estuviera loco. Y es que sin duda le encantaba llamar la atención de todos. Una de las frases más célebres al respecto dichas por él es: “La única diferencia entre un loco y yo, es que el loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy”. Tal afirmación no era más que parte de su excentricidad a la que preferimos llamar como parte de su constante performativa de vida. Pues, indudablemente, fue y seguirá siendo único y de los mayores genios de la historia del arte.
Hola buen tarde