Un aerógrafo es una herramienta de dibujo muy usada por artistas para crear obras hiperrealistas, con efectos destacados y un acabado prolijo. La aplicación del color es uniforme, y es posiblemente una de las principales razones por las cuales se haya vuelto tan popular.
Los aerógrafos son muy usados en el diseño industrial, aunque cada vez más artistas se valen de esta herramienta para trabajos creativos que abarcan un sinfín de usos.
Incluso, se han aventurado a utilizar el aerógrafo en una gran variedad de superficies, cada una de las cuales debe ser tratada con fijadores especiales, según el caso, para poder trabajar sobre ellas y luego, al finalizar, proteger la obra terminada, como por ejemplo, el caso de las muñecas OOAK. ¡Hasta se usa para maquillaje!
Ahora bien, con respecto al manejo del aerógrafo, las recomendaciones que te daremos en esta oportunidad aplican para cualquiera de los casos. ¡No olvides añadir siempre tu magnífica creatividad!
¿Es lo mismo el aerógrafo que la pistola de pintura?
No. A pesar de que funcionan de manera similar, ya que amos se valen de la presión del aire para aplicar la pintura, en realidad las aplicaciones son distintas.
En el caso de la pistola de aire, su uso es mayormente para superficies de gran tamaño de un color que por lo general es uniforme o con apenas uno o dos tonos. Son trabajos que carecen de detalles. Podríamos decir que son una gran ayuda para acabar proyectos que, con otras herramientas, tomarían el doble del tiempo o más.
Ahora bien, el aerógrafo se utiliza para trabajos que requieren mayor precisión y detalle. Las obras que se realizan con esta herramienta tienden a ser realistas, vistosas o minuciosas, por lo que se ganan el título de arte. Básicamente, hablamos de que con el primero podemos cubrir la superficie de la carrocería de un auto, por ejemplo, y con el segundo crear un paisaje natural impresionante.
Lo que necesitas para usar el aerógrafo
Además del aerógrafo con su respectivo compresor, necesitarás algunos otros materiales fundamentales para dominar esta técnica artística a la perfección. Dicho esto, te dejamos esta pequeña lista para que te prepares adecuadamente antes de comenzar. Necesitarás:
- Tu aerógrafo con su compresor.
- Pintura para aerógrafo. Esta dependerá del tipo de trabajo que desees realizar.
- Cuchilla tipo cutter.
- (con un palito fino de madera con punta)
- Plantillas (compradas o realizadas por ti mismo, en este caso, necesitarás acetato o papel de fotografía).
- La superficie donde planees realizar tu arte. Nosotros te recomendamos comenzar por papel de acuarela o incluso dibujar sobre tela.
- Cinta de pintor.
- Plásticos para proteger las superficies alrededor, ya que la pintura con aerógrafo puede salpicar mucho.
- Ropa de trabajo, que no te importe manchar.
Comienza por organizar todos los materiales y preparar tu zona de trabajo. Toma en cuenta que la pintura va a salpicar y es bastante complicada de retirar luego. Si es posible tener un taller creativo donde estos detalles no sean mayor problema, es lo ideal. Aun así, cubre todo alrededor con plásticos como bolsas.
Crea tu diseño y construye las plantillas
Antes de comenzar directamente con el aerógrafo, hay que tener el diseño. Elige un buen dibujo de la web o hazlo tú mismo. En cualquier caso, te recomendamos tener en cuenta la conexión de los colores con las emociones, para que tu arte exprese exactamente lo que deseas.
Una vez que sepas cuál será tu arte, debes preparar las plantillas y cortarlas según las secciones de tu boceto. Toma en cuenta los colores y sus respectivos tonos, así como las formas que contendrán cada uno.
Recuerda establecer un orden para aplicar la pintura en cada segmento. Esto lo determina el efecto que deseas lograr, especialmente considerando la profundidad, que es lo que aporta el toque realista.
Deja anotado a la mano, en un bloc de notas o tu teléfono móvil, este orden en que se deben usar las plantillas. El trabajo con aerógrafo usualmente toma más de un par de días, y mientras mayor detalle y tamaño tiene el diseño, pues más tiempo necesitarás.
Así que, para no olvidar cómo has decidido aplicar la pintura y hasta dónde has llegado, es preferible llevar este control detallado.
¿Qué son las plantillas?
Se trata de esténciles con formas diversas que te permiten tener una mayor exactitud al momento de aplicar la pintura en aerógrafo.
Usualmente, se elaboran en papel fotográfico, acetato o similares, ya que estas superficies permiten limpiar la pintura restante con mayor facilidad y evitas manchas en tus siguientes diseños. Es decir, que son reutilizables.
Algunas personas las realizan en cartón, pero no son tan duraderas y eficientes. Para elaborar tus propios diseños, una opción es trabajarlos en la computadora y luego imprimir y cortar con una cuchilla, para mayor precisión. También puedes dibujarlos en papel bond y, cuando estés satisfecho, pasarlos al papel de fotografía.
Cuando elaboras las plantillas de tu diseño en especial, estas consisten en partes del mismo que separamos a fin de aplicar la pintura en un orden específico, que aporte profundidad. No olvides cuidar la precisión de la ubicación al momento de utilizarlas.
Trucos que debes practicar para pintar con aerógrafo
Aunque parezca complicado, en realidad todo es cuestión de práctica y de dominar algunos trucos que lograrán que uses el aerógrafo como un profesional. Para empezar, es fundamental controlar los movimientos que dan distintos efectos a la pintura. Esto lo lograrás con el manejo de la distancia, la velocidad del trazo y la presión del aire.
Cada aerógrafo es distinto, así que lo primero es familiarizarte con el tuyo. Comienza por realizar líneas rectas en paralelo, probando con distintas distancias y velocidades tu brazo. Estos movimientos darán resultados distintos. Aprende a controlarlos de acuerdo con lo que esperas obtener.
Ahora, realiza figuras geométricas y dales degradación de color, valiéndote de lo que acabas de descubrir. El círculo es una de las más eficientes para encontrar el punto de control de este truco.
Diluye la pintura
Cuando prepares tu aerógrafo, asegúrate de que la pintura tiene la consistencia adecuada para salir correctamente, ya que si es demasiado densa puede atascar el pulverizador. Antes de agregar la pintura, prueba con un poco de agua para asegurarte que el mecanismo funciona perfectamente.
Para obtener la consistencia adecuada, agrega en un envase pequeño un poco de diluyente o agua, según el tipo de pintura. Luego, ve añadiendo poco a poco el color, mezclando hasta que quede homogéneo. Verifica que has logrado el nivel de opacidad que deseas, siempre cuidando que la densidad sea similar a la de la leche.
Te recomendamos hacer una prueba en una superficie aparte, como una hoja, y cuando estés satisfecho, puedes pasar a trabajar directamente en tu obra.
Un detalle que debes tomar en cuenta es que las pinturas opacas resultan más prácticas para cubrir uniformemente, mientras que las traslúcidas son perfectas para dar profundidad y brillo.
El agarre del aerógrafo
Para tomar el aerógrafo correctamente lo ideal es hacerlo como si se tratara de un lápiz, que es la misma que debes usar para el pincel. Usa el dedo índice para accionar la palanca, y no el dedo pulgar.
Aunque al principio quieras asumir algunas posturas “más cómodas”, en realidad te tomará muy poco tiempo acostumbrarte a esta y los resultados serán mucho mejores, gracias a que los movimientos son más libres, amplios y precisos.
¡Usando el aerógrafo!
Ahora que ya tienes todo, es momento de desplegar la creatividad. Comenzamos por preparar tu superficie. Usualmente, se cubre por completo de blanco, pero dependiendo de tu proyecto, puedes hacer un fondo negro o de cualquier otro color. ¡Dale libertad a tus ideas!
El líquido Enmascarador es para proteger las distintas zonas de tu diseño, evitando que otros colores la manchen, delimitando espacios y protegiendo de salpicaduras. Aplícalo cuando sientas que una superficie corre ese riesgo al colocar tu plantilla.
Si tu superficie es sólida, como masilla o metal, puedes ayudarte a delimitar bien los espacios, precisando los bordes con la cuchilla, pero hazlo con suavidad. Recuerda eliminar el Enmascarador en cada paso, valiéndote de un palito de madera con punta.
Fija tus plantillas con cinta de pintor y aplica la pintura y el tono correspondiente, que tendrás previamente cargada en el aerógrafo. Deja secar muy bien antes de repetir los pasos con cada una de las secciones. Al finalizar, agrega algunos reflejos y brillos, usando el modo de veladura.
Con el tiempo y la experiencia, aprenderás a manejar el aerógrafo con tal destreza que no necesitarás las plantillas para realizar un precioso arte, ya que al igual que para poder dibujar bien, no se requiere talento sino práctica. Solo practica cada uno de los distintos efectos que obtienes de acuerdo con las distancias y velocidades de movimiento al aplicar la pintura. En pocas palabras, ¡Pinta todo lo que desees!
Al finalizar, limpia muy bien tu aerógrafo
Para asegurarte de que le das a tu aerógrafo el mayor tiempo de vida útil, debes limpiarlo después de cada uso. ¿Cuál es la manera correcta? Pues, aunque no lo creas, es muy simple, y solo te tomará unos minutos adicionales, que bien valen la pena para cuidar de tu herramienta.
Antes de desarmarlo, coloca un poco de agua destilada y aprieta el gatillo para dejarla pasar por el pulverizador por un minuto. Este procedimiento es recomendado también para cada cambio de color, en caso de que los apliques el mismo día.
Aprovecha para limpiar un poco la punta y el resto del equipo, con un paño suave, retirando las manchas de pintura.
Luego de que esté limpio, desármalo cuidadosamente y guárdalo en su caja**. Evita usar agua corriente**, disolventes o soluciones clorhídricas.
En el caso del agua, esta podría dejar residuos de minerales que se sedimenten y obstruyan los agujeros del dispersor. Los disolventes o similares dejarán rastros que posiblemente alteren las tonalidades de los colores que uses a continuación.
Ahora que ya estás listo para comenzar a crear tus mejores obras de arte con aerógrafo, ¿cuéntanos cuál será tu primer proyecto?